Avanti a Lui

Notas


15 años de gestión – 1º Parte

El 10 de diciembre de 2007 el por entonces justicialista Lic. Jorge Telerman
 realiza el traspaso de la jefatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires al recientemente elegido sucesor el Ing. Mauricio Macri, al tiempo que Silvia Farje hace lo propio con la Secretaría de Cultura al también Ing. Hernán Lombardi quien luego de ocupar diversos puestos gubernamentales en el sector del espacio público y el turismo llega al ámbito de la cultura, área en el que permanecerá durante toda la gestión del Ing. Macri al frente del Ejecutivo porteño. 

Dos días después el 12 de diciembre llega a la Dirección General del Teatro Colón el exsecretario de Educación de la Ciudad de Buenos Aires durante la gestión de Fernando de la Rúa, e histórico rector del Colegio Nacional de Buenos Aires el profesor Horacio Sanguinetti, sucediendo a Leandro Iglesias.

El 28 de octubre de 2006, el edificio histórico de Teatro Colón había iniciado su largo letargo que se prolongaría hasta el 25 de mayo de 2010, razón por la cual toda la gestión del profesor Sanguinetti se desarrollaría en salas alternativas y con un presupuesto indigno de una Institución como lo era el Teatro Colón. 

La temporada 2007 comenzó con dos Programas mixtos de ballet en el Teatro Presidente Alvear, seguidos de la ópera Wozzeck de Alban Berg; una versión de concierto de Mefistofele de Arrigo Boito; La traviata de Giuseppe VerdiSamson et Dalila de Camille Saint-Säens también en versión de concierto; Werther de Jules Massenet; Electra de Richard Strauss y la Misa de Réquiem de Giuseppe Verdi. El ballet La Cenicienta también formó parte del abono de ópera que se realizó en el Teatro Coliseo; asimismo se realizaron tres conciertos de Abono de la Orquesta Filarmónica en el Teatro Gran Rex. Fueron funciones realizadas mayormente con los mejores elementos del ámbito local y que no cumplieron con los estándares esperados.

Si la Temporada 2007 no había satisfecho al público del Teatro, 2008 fue francamente decepcionante. Con una docena de conciertos realizados por la Orquesta Estable en el Auditorio de Belgrano, cuatro Galas de Ballet en el Luna Park, y unos detestables “Eventos” para celebrar el Centenario, lo que mejor se puede hacer es pasar página de este año y sepultarlos bajo un manto de olvido.

Tras una serie de altercados entre el Director General del Teatro Colón, el profesor Horacio Sanguinetti y el Director ejecutivo: Lic. Martin Boschet (ambos nombrados por la misma administración) y el apoyo recibido por el segundo en detrimento del primero por la Secretaría de cultura, el profesor Sanguinetti renunció y tomó la posta de la Dirección General y artística el músico y cantante Pedro Pablo García Caffi, quien se había desempeñado como integrante del Cuarteto Zupay, director de la Camerata Bariloche y la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires. También había sido Director General y artístico del Teatro Argentino de La Plata, en momentos en que su hermano Eduardo, era director de Cultura de la Provincia de Buenos Aires y Carlos Ruckauf gobernador. Durante su gestión en el coliseo bonaerense debutó como Director de escena en la ópera Edipo rey de Igor Stravinski

En diciembre de 2007 se anunció una Temporada 2009, que fue reemplazada por otra en septiembre de 2008, esta última a su vez fue cancelada en diciembre 2008 y reemplazada por otra que fue también cancelada en marzo de 2009, momento en que se anunció la que realmente se realizaría, al menos parcialmente. 

Durante su primera temporada (2009) al frente del Teatro Colón (recordemos que el edificio seguía cerrado por reparaciones) se realizaron en el Teatro Coliseo tres funciones del oratorio dramático Jean d'Arcau Bûcher [Juana de Arco en la hoguera] de Arthur Honegger, otras tantas de Orfeo ed Euridice [Orfeo y Eurídice], ópera en tres actos de Christoph Willibald von Gluck en el mismo escenario, culminando la temporada de ópera con I due Foscari de Giuseppe Verdi. El ballet bailó en el mismo escenario Giselle y Don Quijote, y se realizaron 15 conciertos con la Orquesta filarmónica. Las cancelaciones y reprogramaciones fueron frecuentes. 

El año 2010, comenzó con una serie de funciones del Ballet y la Orquesta Estable del Teatro Colón en el Auditorio del Parque Centenario y el 24 de mayo se produjo la tan esperada reapertura del edificio del Teatro Colón con la interpretación de una selección del 3º acto de El lago de los cisnes y el 2º acto de la ópera La bohème.

Posteriormente se realizaron seis funciones de La bohème, con dirección musical de Stefano Ranzani, escénica de Hugo de Ana y Marius Manea, Virginia Tola, Marco Caria, Nicole Cabell, Luciano Garay y Kevin Burdett como principales intérpretes; también fueron seis las funciones de Don Giovanni de Mozart con dirección musical de John Neschling, escénica de Michael Hampe y la participación de Nicola Ulivieri, Norah Amsellem, John Tessier, Virginia Tola, Eduardo Chama y Eliana Bayón. En agosto fue el turno de Manon de Jules Massenet con dirección musical de Philippe Auguin y reposición escénica de Loren Meeker de la puesta original de David McVicar, los intérpretes principales fueron Anne Sophie Duprels, John Osborn y Víctor Torres. Kátia Kabanová de Leos Janácek subió a escena con dirección del Director General del Teatro Pedro Pablo García Caffi y concertación de György Rath. Se anunciaron cuatro funciones para el mes de septiembre, pero la última fue cancelada.

Con dirección musical de Stefan Lano y dirección de escena de Hans Hollmann llegaron dos óperas en carácter de primera representación en la Argentina: Una tragedia florentina de Alexander von Zemlinsky y Violanta de Erich Wolfgang Korngold con las voces de destacados solistas como Evan Bowers, James Johnson, Deanne Meek, Wolfgang Schöne Eiko Senda. Del último título de la temporada Falstaff de Giuseppe Verdi, sólo se realizó la 1º función, ya que la 2º fue cancelada antes del inicio y las restantes dos se desprogramaron.

De las funciones del ballet Manon con coreografía de Kenneth MacMillan solo se realizaron en fechas reprogramadas las dos de abono, mientras que las extraordinarias fueron canceladas. Del programa mixto compuesto por Variaciones DonizettiTema y Variaciones con coreografía de George Balanchine y Séptima Sinfonía con coreografía de Vittorio Biagi se realizaron las funciones programadas, al tiempo que las de El corsario y La bayadera fueron totalmente canceladas.

De los 18 conciertos anunciados de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires solo se realizaron 16; siete fueron dirigidos por Enrique Diemecke y; entre los directores invitados podemos resaltar la presencia de Günther Neuhold y Alejo Pérez.

Sin duda uno de los grandes acontecimientos de la temporada lo constituyó la presencia de la Orquesta y Coro del Teatro alla Scala, con dirección de Daniel Barenboim y la ejecución en forma de concierto de dos funciones de la ópera Aida de Giuseppe Verdi y una de la Misa de Réquiem del mismo compositor. Encuadradas dentro del mismo abono fueron notables las presentaciones de Yo-Yo Ma, Andras Shiff y Zubin Metha, este último al frente de la Filarmónica de Múnich.

La Temporada 2011 presentada en febrero por Pedro Pablo García Caffi comenzó de manera agitada, el título anunciado El gran macabro del cual deberían haberse realizado cinco funciones entre el 29 de marzo y el 8 de abril, se presentó en el formato de “Ensayo general – Sin orquesta”. Eduviges Picone en piano, Robert Houssart en piano y sintetizador, Cecilia Fracchia en clave y celesta, César Bustamante en órgano y Diana Melo Reyes y Eduardo Caicedo en percusión, fueron los responsables de la parte musical, debido a problemas gremiales que impidieron la realización de las funciones en forma normal. La primera representación en la Argentina cantada en inglés, uno de los idiomas que suelen reemplazar al original alemán, subió a escena con dirección escénica de Alex Ollé junto a La Fura dels Baus y la adaptación para el formato local de Valentina Carrasco. Sus principales intérpretes fueron: Chris Merrit, Roderick Earle, Wilbur Pauley, Brian Asawa, Ning Liang, Gustavo De Gennaro, Javier Galan, Susanna Andersonn, Ilse Eerens, Cecilia Layseca y Frances Bourne.

El mismo conflicto afectó al título siguiente La flauta mágica de Wolfgang Amadeus Mozart, con dirección escénica de Sergio Renán y musical de Frédéric Chaslin que vio postergada su primera representación del 10 al 17 de mayo, la mayoría de las funciones que no fueron canceladas se reprogramaron y el elenco sufrió infinidad de cambios.

El tríptico pucciniano con puesta de Stefano Poda y dirección musical de Richard Buckey también sufrió demoras en su presentación y cancelaciones. La puesta acuática de Poda dividió las opiniones del público en medio de aplausos y silbidos. Amarilli Nizza, Juan Pons y Beatriz Diaz sobresalieron entre los protagonistas.

El cuarto título de la Temporada Simon Boccanegra, al igual que el posterior Pelleas et Mélisande, se desarrollaron casi con normalidad, pero sin embargo no faltaron las cancelaciones de funciones: una en el primer título y dos en el segundo.

El bajo ruso Konstantin Gorny sobresalió en su interpretación al tiempo que Roberto Frontali como Simon Boccanegra y Angela Marambio tuvieron un desempeño correcto, Gustavo López Manzitti, reemplazó a Andrew Richards como Gabriele Adorno. La dirección musical estuvo a cargo de Stefano Ranzani y Carlos Vieu y la escénica de José María Condemi.

Pelleas et Mélisande subió a escena don dirección de Olivia Fuchs y musical de Emmanuel Villaume y sus principales intérpretes fueron Marcus Werba, Anne-Sophie Duprels, Marc Barrard, Kurt Rydl, Fabiola Masino y Vera Cirkovic.

Los tres últimos títulos de la temporada 2011 de ópera llegaron a buen término y sin complicaciones: Lohengrin de Richard Wagner con dirección musical de Ira Levin y producción de Oswald / Lapiz con Michael Hendrick, Ann Petersen, James Johnson y Janina Beachle en los papeles principales, seguido del estreno de Fedra de Mario Perusso con dirección del compositor y puesta de Marcelo Perusso acompañados por Alejandra Malvino, Marcelo Puente, Leonardo Estévez, Haydée Dabustiy y Daniela Tabernig. Para culminar la temporada con la reposición de La viuda alegre de Franz Lehár con dirección musical de Gregor Bühl y Solveig Kringelborn, Mathias Hausmann, Luciano Garay, Ditte Andersen y Laura Bellien en los protagónicos vocales.

Cinco fueron los programas de ballet comenzando con Trilogía neoclásica (Nuestros Valses, Margarita y Armando [Primera representación en la Argentina] con coreografía de Frederick Ashton y Sinfonía en Do de George Balanchine). A continuación, se representó La bella durmiente del bosque con coreografía de Karl Burnett y el protagonismo de Karina González y Connor Walsh. El tercer título fue Onieguin con coreografía de John Cranko e interpretación de Alicia Amatriain y Jason Reilly en los papeles principales. Les siguió Manon con coreografía de Kenneth McMillan, culminando la temporada con El corsario de Anne Marie Holmes con Paloma Herrera y Guillaume Coté

La Orquesta Filarmónica anunció una temporada de 20 funciones, que mayormente llegaron a buen término, salvando los cambios de directores y de programas, alguna postergación y la cancelación del último concierto. Algo similar sucedió con el Ciclo de cinco conciertos de la Orquesta Estable.

El Abono Bicentenario contó con la presencia de Keith Jarrett, Nelson Goerner y la Camerata Bern junto a Angelika Kirschlager. El CETC tuvo una extensa actividad, se realizó un ciclo llamado Mi primer concierto, y otro de Domingos de cámara con entrada gratuita.

Con La Pasión según San Marco de Osvaldo Golijov en carácter de Primera representación en la Argentina, se dio inicio el 14 de marzo a la Temporada 2012, seguida por La forza del destino de Giuseppe Verdi con dirección musical de Renato Palumbo y producción de Hugo de Ana, donde la celebérrima obertura fue interpretada entre el 1º y segundo acto en forma de interludio, acción inicialmente desconcertante pero que le dio una dinámica innovadora a la inmortal pieza verdiana. El tercer título de la temporada pareció reafirmar una tendencia hacia la calidad en materia de espectáculos que se esperan ver en el Teatro Colón, me estoy refiriendo a la primera representación en la Argentina de Oedipe de George Enescu con una gran puesta de La Fura dels Baus en coproducción con el Teatro Real La Monnaie de Bruselas, el Gran Teatre del Liceu de Barcelona y la Ópera Nacional de París. La dirección escénica de Alex Ollé y la musical de Ira Levin, junto a grandes intérpretes como Andrew Schroeder, Robert Bork, Esa Ruuttunen, Natascha Petrinsky y la invalorable actuación del Coro Estable del Teatro de la mano de Peter Burian hicieron de este título una inmejorable obra de arte en todos los aspectos. Otra primera representación en la Argentina fue el 4º título de la temporada: Rinaldo de Georg Friedrich Händel, ofrecido en forma de concierto con dirección musical de Martín Haselboeck, y Franco Fagioli junto a Verónica Cangemi como principales intérpretes.

La temporada continuó con un doble programa formado por Erwartung de Arnold Schönberg cuya primera interpretación había tenido lugar en el Teatro Colón en la temporada 1959 de la mano de Roberto Kinsky junto a Sofía Bandín y Hagith de Karol Szymanowski en carácter de primera representación local.

Ambas obras fueron dirigidas en forma magistral por el maestro suizo Baldur Brönimann. Erwartung tuvo como única protagonista a Elena Nebera, quien reemplazó a Evelin Herlitzius anunciada originalmente y Pedro Pablo Garcia Caffi fue el responsable de la producción; en Hagith se lucieron sus protagonistas: Ewa Biegas, Enrique Folger, Hans Schöpflin, Alexander Teliga y Luciano Garay junto al Coro Estable del Teatro Colón dirigido por Peter Burian de actuación deslumbrante.

I due Figaro ossia Il soggetto di una commedia con música de Saverio Mercadante y en coproducción con el Festival de Ravenna, Festival de Salzburgo y Teatro Real de Madrid, en carácter de primera representación en la Argentina tuvo al frente de la Orchestra Giovanile Luigi Cherubini la presencia de uno de los grandes directores de nuestra época: Riccardo Muti, constituyendo uno de los acontecimientos musicales de la temporada. 

Como anteúltimo título del año se presentó La cenerentola de Gioachino Rossini, con una mágica y notoriamente aplaudida puesta de Sergio Renán con diseño escenográfico de Emilio Basaldua y alternancia entre Serena Malfi y Guadalupe Barrientos; Kenneth Tarver y Gustavo De Gennaro; Aris Argiris y Gustavo Gubert; Carlo Lepore y Luciano Miotto en los papeles principales.

La temporada lírica no terminó exenta de críticas, por la ya inicialmente contradictoria,y a mi juicio, desafortunada combinación y compactación de la Tetralogía wagneriana en una sola jornada, ideada por la que inicialmente sería su directora artística y de escena Katharina Wagner (bisnieta del compositor), y que luego, atribuyendo demoras en la producción abandonó el proyecto que finalmente llevo adelante Valentina Carrasco. Este insulto a la tradición wagneriana del Teatro Colón fue llevado a cabo con la presencia de Roberto Paternostro en el foso y un conjunto de intérpretes que seguramente se apresuraron a borrar de su CV este bochorno, que para infortunio del Teatro quedó registrado comercialmente.

Todo lo bueno que hasta ese momento llevaba acumulada la temporada lírica se vio borrado por este experimento de mal gusto que como era obvio desde un principio, no se vio replicado en ningún teatro de ópera del mundo.

El Ballet Estable del Teatro Colón dirigido por Lidia Segni ofreció seis programas: Carmen con coreografía de Mauricio Wainrot; La Sylphide de Pierre Lacotte, según Filippo Taglioni; La bella durmiente del bosque con coreografía de Karl Burnett; un programa mixto denominado: Trilogía Neoclásica II formado por Margarita y Armando de Frederick Ashton; Fuga Técnica de Eric Frederic y Before Night fall de Nils Christe; Onieguin con coreografía de John Cranko; Baile de Graduados con coreografía según David Lichine y una Gala Internacional con Iana Salenko y Marian Walter del Berlin Ballet; Soraya Bruno del Staatsballett de la Ópera de Berlín junto al bailarín ruso Martin Buczkó; Steven Mac Rae, del Royal Ballet de Londres, y Roberta Márquez, además de Katherina Markowskaja y Tigran Mikayelyan, del Staatsballett de la Ópera de Baviera. También participó el Ballet Estable del Teatro Colón, con notable actuación de Juan Pablo Ledo, Karina Olmedo, Carla Vincelli y Nadia Muzyca.

La orquesta Filarmónica llevó a cabo un ciclo de 16 conciertos, 9 de los cuales estuvieron a cargo de su titular, destacándose las participaciones de Ira Levin y Alejo Pérez como directores invitados.

El Abono Bicentenario comenzó con el debut en la sala de Roberto Alagna y Angela Gheorghiu, seguido por la presentación de la Bach Academie Stuttgart dirigida por Helmuth Rilling. Más tarde se produjo la segunda presentación del pianista Lang Lang en el Teatro Colón, Maxim Vengerov volvió a la sala de la calle Libertad donde había debutado en 1996 en reemplazo de Evgueni Kissin. El húngaro Andras Schiff fue el protagonista de la 5º jornada el ciclo que continuó con el pianista ruso Arcadi Volodos en un memorable concierto que incluyó once bises. El Trío Guarneri de Praga fue el anteúltimo concierto que precedió al esperado recital de la soprano Renée Fleming.

También hubo un ciclo de cámara de Intérpretes argentinos con entrada gratuita los días domingo, funciones de música contemporánea en el Ciclo Colón Contemporáneo y diversas presentaciones del Centro de Experimentación del Teatro Colón dirigido por Miguel Galperín.

Desde su anuncio, la Temporada 2013 dejó entrever un lado más humilde que su predecesora y entre todas las figuras anunciadas para ésta muy pocas se encontraban al nivel de la anterior, por otro lado comenzó a evidenciarse un cierto descontento con la dirección de García Caffi debido a la escasa venta de localidades del Abono Bicentenario (que mayormente fueron regaladas para no evidenciar el fracaso ante el público que realmente había comprado sus entradas) sumado a las expectativas no concretadas del éxito mundial que se pronosticaba para el Colón-Ring, la cancelación de funciones, el ninguneo internacional hacia la propuesta, además de la falta de venta de localidades y la cancelación de funciones.

El martes 16 de abril comenzó la temporada con Carmen de Bizet, con una producción del Teatro Municipal de Santiago ambientada en la España de postguerra con puesta de Emilio Sagi y dirección musical de Marc Piollet. En un elenco fueron sus protagonistas femeninas Jossie Pérez e Inva Mula, mientras que la masculina estuvo a cargo de dos brasileños: Thiago Arancam y Rodrigo Esteves, el otro elenco contó con la participación de Oksana Volkova, Virginia Wagner, Enrique Folger y Fernando Radó.

Aleko y Francesca da Rimini ambas de Serguéi Rajmáninov y en carácter de Primera representación en la Argentina constituyeron el segundo programa operístico del año. Con dirección musical de Ira Levin, escénica de Silviu Purcarete y un elenco de excelentes cantantes, rusos en su mayoría, Serguei Leiferkus, Irina Oknina, Leonid Zakhozhaev, Maxim Kuzmin-Karavaev, sumados a la argentina Guadalupe Barrientos y al estadounidense Hugh Smith fue un espectáculo sumamente logrado y sin duda uno de los puntos culminantes de la Temporada. 

La mujer sin sombra el celebérrimo título de Richard Strauss con dirección musical de Ira Levin y un elenco de muy buenos intérpretes como lo fueron: Stephen Gould, Manuela Uhl, Iris Vermillion, Jukka Rasilainen, Elena Pankratova y Jochen Kupfer, en los papeles principales; no logró cautivar la atención del público por razones que resulta incomprensible no se hayan previsto: la producción de De Nederlandse Opera Amsterdam no se ajustaba a las dimensiones del escenario del Teatro forzando a la reducción de la embocadura del mismo, a lo que debía sumarse la no siempre perceptible idea de identificación con distintos matices de los disímiles seres que habitan la obra y la imposibilidad técnica de que el motivo piramidal de la obra “la falta de sombra de La emperatriz” se pudiese concretar.

El año lírico continuó con una nueva puesta de Otello de Giuseppe Verdi, con José Cura en la múltiple función de director de escena, escenógrafo e intérprete principal de la obra, y como suele decirse “el que mucho abarca, poco aprieta” o en el curso de dar cuenta de los refranes “no se puede estar en la misa y en la procesión”, la necesidad de este talentoso artista de manifestarse en todos los ámbitos posibles llevó aparejado a que ninguno de ellos pudiese desplegarse en forma óptima y si bien su particular interpretación de “el moro de Venecia” fue encomiable, descuidó aspectos del canto reemplazándolos por interpretaciones poco convencionales. Se lucieron en su interpretación Carmen Giannattasio y Carlos Álvarez.

Con poca gracia y encanto transcurrieron Las bodas de Fígaro de Wolfgang Amadeus Mozart ya que ni el director de orquesta Roberto Paternostro ni los de escena Davide Livermore y Alfonso Antoniozzi supieron imprimirle a la obra los que esta requiere. Muy buenas fueron las actuaciones de Erwin Schrott, Serena Malfi, Maija Kovalevska y correctas las del resto del elenco. 

El Réquiem de guerra de Benjamin Britten marcó el próximo capítulo de la Temporada lírica y, como sucedió en tantas ocasiones anteriores y que se repetiría en el futuro, se recurrió a dar un concierto en una temporada lírica, con el sólo fin de abaratar costos, valiéndose de la clientela cautiva que son los abonados del Teatro, ya que en esta oportunidad no se ofrecieron funciones fuera de abono. Con un elenco inicialmente formado por destacados elementos locales, Carla Filipcic Holm, Enrique Folger y Víctor Torres; Tamara Wilson reemplazó a la joven soprano argentina; los organismos estables dirigidos por Guillermo Scarabino, Miguel Martínez y Marcelo Ayub, cumplieron con una destacadísima actuación.

Bebe Dom o La Ciudad Planeta, se presentó en carácter de Estreno mundial. La ópera en dos actos con música de Mario Perusso, compositor residente del Teatro Colón, y libreto de Horacio Ferrer, contó con la presencia en el foso del compositor y de Marcelo Perusso en la dirección de escena, diseño de escenografía, iluminación y vestuario. Gustavo López Manzitti, Florencia Machado, Víctor Torres, Victoria Gaeta y Myriam Toker entre otros artistas de nuestro medio dieron el marco adecuado a esta experiencia tan necesaria para el desarrollo compositivo en la Argentina.

El 2013 lírico llegó a su fin con una coproducción de la Sydney Opera House, el Teatro Real de La Monnaie de Bruselas, la Ópera de Oslo y el Teatro Colón de Buenos Aires. El título elegido fue Un ballo in maschera de Giuseppe Verdi con dirección musical de Ira Levin y escénica de Alex Ollé. El estreno se vio postergado por la trágica muerte de un trabajador y las poco contemplativas palabras de García Caffi diciendo que no era un trabajador del Teatro sino de una empresa tercerizada, actitud que fue sumando puntos en el ya caldeado ambiente y el rechazo de muchos integrantes de la compañía a la gestión del antes mencionado. 

Ovación para los intérpretes y abucheo para la producción con un mensaje subyacente de: basta de La Fura dels Baus. Gran lucimiento de Fabián Veloz, Sussana Andersson, Elisabella Fiorillo, y el Coro Estable en manos de Miguel Martínez y en menor medida, pero siempre dentro de un buen nivel Giuseppe Gipali y Virginia Tola. La Orquesta Estable en manos de Ira Levin no siempre estuvo al servicio de los intérpretes abusando de un volumen no deseado.

Siete títulos formaron parte de la programación del Ballet Estable: Trilogía neoclásica III (Vivaldi en concierto con coreografía de Lidia Segni; Fuga técnica de Eric Frederic y Sinfonía en Do de Georges Balanchine); Carmen con coreografía de Mauricio Wainrot, Alicia en el país de las maravillas de Alejandro Cervera, Don Quijote con coreografía de Lidia Segni sobre Marius Petipa, una Gala internacional, La Cenicienta con coreografía de Renato Zanella, culminando con El lago de los cisnes coreografiado por Peter Wright

La mayoría de los títulos fueron abordados por destacados elementos locales, emotiva fue la despedida ofrecida a Silvina Perillo durante las funciones de Don Quijote, así como revistió carácter de rutilante la Gala internacional con artistas de la talla de Tamara Rojo, Meredith Webster y Keelan Whitmore sumado al gran trabajo del Ballet Estable del Teatro Colón. 

El 3 de abril comenzó la gira nacional del Ballet Estable del Teatro Colón y sus primeras figuras, bajo la dirección de Lidia Segni, que los llevó por las ciudades de Rosario, San Nicolás, Santa Fe, Córdoba y Mendoza.

La Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, realizó un ciclo de 19 conciertos, 11 de los cuales fueron dirigidos por el titular y dos por los reconocidos maestros Mario Perusso y Guillermo Scarabino. El programa establecido previamente se cumplió en un 90% y solamente hubo tres reemplazos en la dirección.

Se presentó en dos conciertos la Orquesta Filarmónica de Israel con la batuta de Zubin Metha y en uno la Orquesta Sinfónica “Simón Bolívar” de Venezuela junto a Gustavo Dudamel.

El Centro de Experimentación de Teatro Colón, así como los ciclos Colón contemporáneo e Intérpretes argentinos cumplieron con una vasta labor de notoria eficiencia llegando prácticamente a las 100 representaciones. 

La Temporada 2014 comenzó con la Primera representación en nuestro medio de la ópera Calígula con música de Detlev Glanert, cuyo estreno se había producido en la Ópera de Fráncfort el 7 de octubre de 2006, llegando a Buenos Aires en una producción escénica de English National Opera con dirección escénica de Benedict Andrews e Ira Levin en el foso orquestal. Fueron sus intérpretes Peter Coleman-Wright, Yvonne Howard, Martin Wölfel, Jurgita Adamonyté junto a Héctor Guedes, Fernando Chalabe, Víctor Torres, y Marisú Pavón.

El barbero de Sevilla de Gioacchino Rossini marcó el debut de Mauricio Wainrot como director de escena acompañado al frente de la Orquesta Estable por Miguel Angel Gómez Martínez y el elenco estuvo formado por Mario Cassi, Carlo Lepore, Marina Comparato, Juan Francisco Gatell, Marco Spotti, Patricia González, Fernando Grassi, Daniel Wendler y Cristian De Marco.

Un estreno fue el cuarto título de la temporada: Réquiem para una monja (Requiem for a Nun) con música de Oscar Strasnoy, obra encargada por el Teatro Colón que subió a escena en cuatro funciones de abono (fue una lástima que tanto esfuerzo no haya tenido funciones fuera de abono, con el fin de difundir el hecho poco común del estreno de una obra lírica de un compositor argentino), la dirección orquestal estuvo a cargo de Christian Baldini, mientras que Jennifer Holloway, Siphiwe Mckenzie, Christian De Marco, Santiago Burgi y Damián Ramírez fueron los responsables de la interpretación.

Ira Levin volvió al foso del Teatro con la producción escénica de Jorge Lavelli del clásico mozartiano Idomeneo. La parte cantada estuvo a cargo, entre otros, de Richard Croft, Jurgita Adamonyté, Verónica Cangemi y Emma Bell.

Nuevamente la tradición wagneriana y los abonados al ciclo de ópera del Teatro Colón sufren un nuevo revés con una versión reducida de Tristán e Isolda en forma de concierto y con una orquesta juvenil creada y dirigida por Daniel Barenboim la West-Eastern Divan. 

Peter Seiffert, Waltraud Meier, Ekaterina Gubanova, René Pape y Gustavo López Manzitti fueron los intérpretes vocales, quienes lograron una convincente versión.

Y sobre llovido, mojado. Por el mal estado vocal de Waltraud Meier, en la última función correspondiente al ANN, Barenboim interpretó el Concierto para piano Nº 27 de Mozart como solista y se hizo solamente el 2º acto de Tristán. Más allá de la buena voluntad del maestro, fue una burla a los abonados de este ciclo.

Falstaff el sexto título de la temporada tuvo con Roberto Paternostro una adecuada dirección musical, mientras que Arturo Gama responsable del movimiento escénico defraudó ostensiblemente a la audiencia, que al menos se vio gratificada con las encomiables actuaciones de Ambrogio Maestri, Fabián Veloz, Bárbara Frittoli, Paula Almerares, Elisabetta Fiorillo, Emanuele D'Aguanno, Guadalupe Barrientos, Sergio Spina, Gabriel Centeno y Gustavo Gibert.

Nuevamente Pedro Pablo García Caffi, el director del Teatro, se dio el gusto de oficiar como régisseur y esta vez el título elegido fue Electra de Richard Strauss. Cabe acotar que otros directores del Teatro también han cultivado su labor como directores de escena, nombraré por ejemplo a Sergio Renán y Marcelo Lombardero, que fueron directores de escena: antes, durante y después de ejercer la dirección del teatro donde trabajaban, en otros escenarios del país y del exterior, pero en el caso de García Caffi sólo llegó a este puesto cuando fue director del Teatro y era responsable del nombramiento de los artistas. Actitud que más allá de sus cualidades artísticas dista mucho de la ética.

La dirección orquestal nuevamente estuvo a cargo de Roberto Paternostro y hubo un doble elenco con las voces de Iris Vermillion y Adriana Mastrangelo; Linda Watson y Jeanne Michèle Charbonnet; Manuela Uhly; Carla Filipcic Holm; Hernán Iturralde y Enrique Folger.

Madama Butterfly, octavo y último título de la temporada con puesta en escena de Hugo De Ana y orquestal de Ira Levin, tuvo dos repartos de los cuales el integrado por artistas locales logró imponerse sobre el principal formado por Liana Aleksanyan como reemplazante de Patricia Racettte y James Valenti de actuación no del todo convincente. En la misma función Guadalupe Barrientos e Igor Golovatenko lograron destacarse sobre sus colegas, mientras que en el otro elenco Mónica Ferracani, Enrique Folger, Alejandro Meerapfel y Alejandra Malvino formaron un cuatro de intérpretes de notable valía. 

La temporada de Ballet estuvo formada por 7 títulos. El lago de los cisnes con coreografía de Peter Wright, El corsario de Anna-Marie Holmes, Baile de graduados dentro del ciclo “Vacaciones de invierno en familia” con coreografía de David Lichine, Rodin de Boris Eifman, una Gala Internacional, Romeo y Julieta de Kenneth MacMillan con la presencia de Paloma Herrera como bailarina invitada y El cascanueces en versión de Lidia Segni.

La Orquesta Filarmónica cumplió con un ciclo de 18 funciones, 11 de los cuales estuvieron a cargo de su titular Enrique Arturo Diemecke; dos por parte de Ira Levin y Roberto Paternostro cada uno (también participantes de la temporada lírica, tres el primero y dos por el segundo) y los restantes a cargo de Bernhard Klee, Philippe Entremont y Maximiliano Valdés.

Seis funciones conformaron el Abono Estelar con la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera dirigida por Mariss Jansons y Mitsuko Uchida en piano; Lang Lang, la Orquesta West-Eastern Divan dirigida por Daniel Barenboim y la participación de Martha Argerich, Martha Argerich y Daniel Barenboim en dúo de pianos finalizando con Daniel Barenboim junto a Les Luthiers en La historia del soldado y El carnaval de los animales.

Nuevamente el CETC, el Ciclo Colón contemporáneo y el de Intérpretes argentinos cumplieron con la realización de interesantes funciones congregando gran cantidad de público.

Promediando diciembre de 2014, el Teatro Colón envió un mail con la firma de su Director General y artístico Pedro Pablo García Caffi dando detalles de la Temporada 2015. 

Sin embargo, el 1º de febrero de 2015, se anunció la renuncia de Pedro Pablo García Caffi y la designación al frente del Teatro Colón, del correligionario y compañero de Grupo sushi del ministro Hernán Lombardi: Darío Lopérfido, ex Ministro de cultura de la gestión de de la Rúa y hasta el momento de su designación director del Festival Internacional de Buenos Aires. En sus primeras declaraciones manifestó su interés de respetar la temporada por comenzar, y avocarse a la planificación de la próxima.

El tenor belga Mickael Spadaccini debutó en el Colón, como reemplazante del anunciado Ramón Vargas en el papel del torturado joven Werther de la famosa ópera de Jules Massenet en la 1º función de la Temporada de ópera 2015; acompañado por Anna Caterina Antonnacci y Jaquelina Livieri junto a Hernán Iturralde y Alexander Vassiliev cumpliendo una satisfactoria labor bajo la dirección musical de Ira Levin y la producción de Hugo De Ana. Un segundo elenco estuvo formado por Gustavo López Manzitti, Clementine Margaine, Oriana Favaro y Cem Beran Sertkaya.

L'elisir d’amore, la ópera cómica de Gaetano Donizetti subió a escena el 8 de mayo con dirección musical de Ivan Ciampa, y con la que sería la última producción del inolvidable artista Sergio Renán que moriría apenas un mes después. Con escenografía de Emilio Basaldúa un doble elenco entre los cuales podemos mencionar a Adriana Kucerová y Paula Almerares; Ivan Magrì y Santiago Burgi; Giorgio Caoduro y Omar Carrión; Simón Orfila y Lucas Debevec Mayer; Jaquelina Livieri y Victoria Gaeta, cumplieron con una labor encomiable.

Alex Ollé junto a La Fura del Baus fue el responsable de la puesta en escena de Quartett, la ópera épica en un acto con texto y música de Luca Francesconi, Brad Lubman fue el responsable de la concertación de esta obra contemporánea compuesta en 2010, junto a Allison Cook y Robin Adams, intérpretes del estreno mundial en el Teatro alla Scala de Milán en 2011.

El doble programa de Cavalleria rusticana e I pagliacci trajo nuevamente a nuestras latitudes al polifacético intérprete José Cura quien asumió la responsabilidad de la escenografía, la iluminación, la dirección de escena y la interpretación del papel de Canio, acompañado por Enrique Folger, Guadalupe Barrientos y Leonardo Estévez en el primer título y por Mónica Ferracani, Fabián Veloz, Gustavo Ahualli y Sergio Spina en el segundo. Hacer una valoración de estas óperas convertidas, por el responsable de la puesta, en burlesque sería un descrédito para quien escribe y una pérdida de tiempo para quien lee.

El laureado dramaturgo, escenógrafo, pintor y director de cine Eugenio Zanetti debutó en el Teatro Colón con una producción de Don Carlo de Giuseppe Verdi, agradable pero cargada de simbología incomprensible y de un rigor histórico por demás erróneo. De los intérpretes vocales José Bros, Alexander Vinogradov, Fabián Veloz, Tamar Iveri, Béatrice Uria Monzon, y Alexei Tanovitski, solamente Fabián Veloz pudo considerarse con total capacidad para afrontar el reto propuesto por la partitura verdiana. 

El ángel de fuego de Serguéi Prokófiev, fue el anteúltimo título de la breve Temporada 2015; la obra estrenada en 1954 y representada en italiano en el Teatro Colón en las grandes temporadas de 1966 y 1971, no logró acaparar la atención del público que huyó de la sala a medida que tuvo oportunidad. Más allá de la buena dirección de Ira Levin y el encomiable trabajo de Miguel Martínez al frente de Coro Estable, fue destacable el trabajo de Roman Sadnik, y sólidos los de Duilio Smiriglia, Cecilia Díaz y Guadalupe Barrientos, contrariamente a los de los protagonistas Elena Popovskaya y Vladimir Baykov que no estuvieron a la altura de las expectativas.

Un ataque de cordura en la dirección artística llevó al cambio en la dirección musical inicialmente encomendada a Roberto Paternostro por el aclamado director argentino Alejo Pérez y la substitución de la impredecible Katharina Wagner por Marcelo Lombardero en Parsifal de Richard Wagner. La parte vocal fue asumida con natural solvencia por Christopher Ventris, Stefen Milling, Ryan Mc Kinny, Nadja Mitchell en reemplazo de Irene Theorin anunciada oportunamente y Hector Guedes en reemplazo de Kay Stiefermann.

La temporada de ballet se desarrolló, con su nuevo director Maximiliano Guerra, en base a siete programas, el primero de ellos, fue la continuación de un ciclo comenzado y desarrollado durante los últimos años: Trilogía Neoclásica IV (Sinfonía Entrelazada con coreografía de Mauro Bigonzetti; Diamante de Éric Frédéric y Rapsodia sobre un tema de Paganini con coreografía de Mauricio Wainrot); una Gala celebratoria del quinto aniversario de la reapertura del Teatro; El lago de los cisnes de Peter Wright y Galina Samsova; una Gala internacional con la actuación de María Noel Riccetto y Gustavo Carvalho del Ballet Nacional del SODRE, Hélène Bouchet y Carsten Jung del Ballet de Hamburgo, Sofía Menteguiaga y Alain Honorez del Ballet Real de Flandes y Marianela Núñez del Royal Ballet de Londres; Sylvia con coreografía de Frederick Ashton, en carácter de Primera representación en la Argentina; Romeo y Julieta con coreografía de Maximiliano Guerra en reemplazo de Onieguin de John Cranko anunciada previamente y que constituyó la despedida de Paloma Herrera como bailarina; para finalizar con El cascanueces también con coreografía de Maximiliano Guerra en reemplazo de Ana Karenina. La puesta de Romeo y Julieta recibió a través de la prensa acusaciones de plagio por parte de la viuda de MacMillan y la de El cascanueces con la producción del año anterior se vio deslucida y con evidentes problemas de preparación.

La Orquesta Filarmónica de Buenos Aires comenzó la temporada con un ciclo de 5 funciones dedicadas a las Nueve Sinfonías de Ludwig van Beethoven con dirección de Enrique Arturo Diemecke y sus acostumbradas y poco gratas alocuciones al principio de cada obra. Para adentrarse ya a fines de marzo al Abono anual del organismo que contó con 14 funciones. 9 de las cuales tuvo a su titular en el podio. 

El Abono estelar Festival de música y reflexión–, constó de 10 conciertos, una función gratuita para 2.500 alumnos de escuelas públicas y tres conciertos en centros religiosos. Con la omnipresencia de su gestor Daniel Barenboim, la West-Eastern Divan Orchestra y la estrella siempre convocante de Martha Argerich logró combinar tanto al público aficionado a la música académica como a aquellos que se sintieron atraídos por la propuesta de las tres culturas.

El Ciclo Quinto Aniversario con una propuesta más ecléctica (Wynton Marsalistrompeta, Evgueni Kissin, Paula Almerares, Karin Lechner, Daniel Binelli, Lito Vitale & artistas invitados, entre otros), al igual que las presentaciones en el Centro de Experimentación del Teatro Colón, el Ciclo Colón Contemporáneo y el de Intérpretes Argentinos (al igual que en las ediciones anteriores, con entrada gratuita) logró un alto nivel de calidad y concurrencia. Hubo también conciertos fuera de abono de la Orquesta Filarmónica y de la Estable en locaciones fuera del edificio histórico de Teatro.

Antes de la finalización de la Temporada 2015 del Teatro Colón, el 10 de diciembre para ser más preciso, se había producido en la Sede del Gobierno de la Ciudad el cambio de Jefe de Gobierno, el anterior (Ing. Mauricio Macri) había cruzado la Plaza de Mayo para situarse en la Casa de Gobierno y su lugar había sido ocupado por hasta hoy en día nuevo mandatario el Lic. Horacio Rodríguez Larreta.

Pero esto lo veremos más adelante.

 

Víctor Fernández

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