Avanti a Lui

Notas

Pourquoi chantons-nous à Noël ?

Par Léopold Tobisch

Versión original en francés

¿Por qué cantamos en Navidad?

El árbol está decorado, los regalos envueltos y el vino caliente perfuma el aire. Pero en el corazón de las fiestas de fin de año hay un gesto que atraviesa siglos y culturas: cantar. Ya sea en el ámbito religioso o en el popular, el canto constituye una tradición inquebrantable de la Navidad y del cierre del año.

Aunque resulte imposible fijar un origen preciso, es evidente que el final del ciclo anual se celebra con música desde hace milenios. Mucho antes de que existieran los villancicos, las comunidades del hemisferio norte entonaban cantos paganos durante las celebraciones del solsticio de invierno, el día más corto del año, hacia finales de diciembre. Estas festividades marcaban el cierre de la cosecha y ofrecían una pausa propicia para el encuentro, el rito y la celebración colectiva.

Las fiestas de fin de año tal como las conocemos hoy se nutren de una diversidad de tradiciones antiguas: romanas, celtas, nórdicas. Todas ellas compartían un mismo gesto simbólico: celebrar el final de un ciclo y el inicio de otro. Antes del cristianismo, los romanos honraban al dios Saturno durante las Saturnales, mientras que en el mundo celta y germánico se encendían fuegos y se realizaban rituales en honor a divinidades como Odín. Muchas de las costumbres actuales —las coronas, las velas, los banquetes, los regalos y la decoración con plantas verdes como el acebo o el muérdago— tienen su raíz en estas celebraciones paganas.

El solsticio de invierno no solo marcaba el fin de la cosecha, sino que anunciaba también el regreso progresivo de la luz y la esperanza del renacer de la naturaleza. «En Escandinavia llamamos a la Navidad Jul, de donde proviene el término inglés Yule. Jul significa “rueda”, y alude a la idea de un ciclo que se cierra y vuelve a comenzar», explica Sofi Jeannin, mezzosoprano y directora coral sueca, actual directora musical de la Maîtrise de Radio France y de los BBC Singers. «Existe una necesidad casi universal de reunirse en estos momentos cósmicos o telúricos, cuando un año termina y otro comienza, algo que siempre ha sido celebrado tanto en tradiciones populares no religiosas como en distintas espiritualidades del mundo».

Con la expansión del cristianismo en Europa, la Iglesia supo acompañar —y progresivamente apropiarse— de estas celebraciones invernales. Aunque la Biblia no indica una fecha precisa para el nacimiento de Jesús, y muchos estudios sitúan la Natividad en primavera, en el siglo IV las iglesias occidentales fijaron la Navidad el 25 de diciembre. Esta decisión permitió integrar la celebración cristiana a las festividades paganas del solsticio, facilitando la conversión de los pueblos europeos.

La música navideña cristiana comenzó con las letanías y oraciones cantadas, pero fue en el siglo XIII cuando Francisco de Asís impulsó decisivamente la tradición de los cantos de Navidad, al adaptar melodías populares con textos religiosos para enseñar el relato de la Natividad. Desde entonces, los villancicos se difundieron por toda Europa. Compositores como Palestrina, Praetorius, Johann Sebastian Bach, Benjamin Britten y Ralph Vaughan Williams enriquecieron con sus obras el repertorio navideño.

Muchos de los cantos que hoy consideramos tradicionales surgieron entre los siglos XVII y XIX: Escuchad el canto de los ángeles (1739), Adeste Fideles (1743), Noche de paz (1818) o Jingle Bells (1857). Sin embargo, a comienzos del siglo XX, y especialmente durante la Gran Depresión en Estados Unidos, apareció una nueva ola de canciones navideñas de carácter secular. En un contexto de crisis económica, los compositores estadounidenses comenzaron a escribir canciones de temporada destinadas al consumo masivo. Así nacieron clásicos como White Christmas, Santa Claus Is Coming to Town y Winter Wonderland.

Estas canciones dejaron de lado la referencia explícita a lo sagrado para celebrar otros aspectos de la Navidad: la alegría, el intercambio de regalos, la nostalgia, los reencuentros familiares y el amor. Aunque las celebraciones de invierno hayan cambiado a lo largo de los siglos, el impulso de reunirse y marcar el final del año a través de la música permanece intacto. Cantar en Navidad sigue siendo, hoy como ayer, un gesto profundamente humano y atemporal.

Crédito

«Pourquoi chantons-nous à Noël ?»
Crónica original de Léopold Tobisch, publicada en France Musique el 14 de diciembre de 2022.